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Cubanos se resignan a pasar la primera noche de un nuevo apagón general
Cubanos se resignan a pasar la primera noche de un nuevo apagón general / Foto: YAMIL LAGE - AFP

Cubanos se resignan a pasar la primera noche de un nuevo apagón general

Las autoridades se esforzaban el miércoles para restablecer el sistema eléctrico nacional en Cuba, donde los habitantes se resignan a pasar la noche a oscuras, después de un apagón general, el quinto en menos de un año.

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Como cada vez que hay un corte total en la isla, de 9,7 millones de habitantes, la empresa Unión Eléctrica (UNE), empezó a establecer circuitos paralelos de electricidad que proporcionan corriente a sectores prioritarios como los hospitales.

Estos microsistemas sirven después para el arranque de las centrales termoeléctricas del país.

"Tenemos un microsistema prácticamente en (cada provincia de) todo el país", dijo a la televisión estatal Lázaro Guerra, director de Electricidad del ministerio de Energía, sin pronosticar cuándo se recuperará el servicio.

Según las autoridades, al anochecer tenían luz cerca del 17% de los 1,7 millones de habitantes de La Habana.

El ministerio informó que la completa desconexión del Sistema Eléctrico ocurrió cerca de las 09H15 locales (13H15 GMT) debido a una señal falsa de sobrecalentamiento en la caldera de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en el centro de la isla.

Esta falsa alarma provocó que la planta saliera de funcionamiento y la caída del sistema nacional.

- Tristeza y angustia -

Se trata del quinto corte generalizado desde octubre de 2024, para una población que lo vive entre la "agonía" y la "desesperación" y que golpea de lleno al comercio que intenta salir a flote en medio de la crisis que vive la isla.

Mercedes Blanco, un ama de casa de 59 años, dice a la AFP que siente "una tristeza y una angustia tremendas", porque en las noches "a uno le gusta mirar el televisor, ver la novela, las noticias en el televisor, sobre todo el noticiero y con el apagón no se puede ver nada en el televisor" y no hay nada que hacer.

En las calles de la capital funcionaban unos pocos semáforos, acondicionados recientemente con paneles solares, mientras muchas personas trataban de preparase para la contingencia que en otras ocasiones ha durado varios días.

"Otro retroceso, otro día perdido. Agonía y tristeza y para algunos, desesperación. No escampa en este país, cuando menos te lo imaginas, te quedas a oscuras", dijo de su lado Alina Gutiérrez, ama de casa de 62 años, que se enteró del nuevo corte eléctrico mientras hacía compras en un mercado de frutas y verduras en un céntrico barrio de La Habana.

Cuba enfrenta desde hace más de un año una severa crisis energética por el mal estado de su infraestructura eléctrica.

El servicio depende de ocho obsoletas termoeléctricas y grupos electrógenos dispuestos a lo largo de la isla, que requieren del escaso combustible que tiene el país para funcionar, además de una red también desgastada.

La instalación de 30 parques fotovoltaicos, con la ayuda de China, de los 52 previstos para este año no ha ayudado a disminuir los cortes.

- "Nos afecta bastante" -

Este verano, cuando el consumo es mayor por las altas temperaturas, los apagones programados se ampliaron, incluso en La Habana, donde solían ser menos largos.

De acuerdo con las autoridades, los cortes de electricidad programados duraron casi 15 horas diarias en agosto y 16 en julio, en promedio en todo el país.

El domingo, cinco de las 15 provincias de la isla quedaron a oscuras por una falla en una línea de la red del sistema eléctrico.

Además de los grandes hoteles, cada vez más familias y negocios privados, autorizados en 2021, tienen sus propias plantas generadoras de energía y equipos con paneles solares para facilitarse la vida durante los apagones programados.

En algunas zonas de los barrios acomodados de La Habana se puede escuchar el fuerte rugido de las plantas que empiezan a funcionar en cuanto se va la luz.

Los nuevos negocios privados, en especial, tratan de mantenerse operativos.

"Realmente, sí nos afecta, nos afecta bastante", dice a la AFP Odette León (34), dueña de una pequeña pastelería que tuvo que parar todos los pedidos hasta nuevo aviso.

"Tenemos la planta, pero el tener la planta conlleva un gasto más grande porque entonces es el combustible, que ahora mismo no está muy fácil de conseguir", explica detrás de una vitrina llena de tartas de diversos sabores.

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